Se que el sentimiento es ilógico
que las cosas pronto se resolverán
estamos tomando el problema en nuestras manos
simplemente no lo puedo evitar.
El momento
en que mi corazón se acelera
aunque lo intente controlar
la respiración me empieza a faltar.
Los pensamientos negativos
se van agolpando en mi interior
el miedo empieza a ganar la batalla
y más fieramente busco una solución.
A medida que el problema crece
mi pensamiento se concentra más
hasta que logro por fin
conseguir ayuda y un respiro de alivio.
Pero mi mente me traiciona
sé que no ha terminado aún
mi corazón siente miedo
aunque lo tenga que ocultar.
No quiero sufrir por lo inevitable
quiero que el dolor se vaya
al menos por ahora
y que las cosas continúen su curso.
Tengo que ser paciente
pero siento un nudo en la garganta
mi respiración descontrolada
se agita en cualquier momento.
Sé que debo calmarme,
que no vale la pena
pero simplemente no puedo
sólo en el problema pienso.
La preocupación me domina
en todo momento del día
entorpeciendo cada acción,
dificultando mis movimientos.
Me paraliza el sentir
la posible pérdida que sé lejana
el temor al miedo en sí
al sufrimiento por sí mismo.
Me rindo por un momento
ante la incertidumbre
para esperar algo mejor
mientras mi corazón se acelera.
Pido por una solución
cada día por la mañana
y regreso de nuevo a casa
esperando algo mejor.
Cuando las cosas van mejorando
por fin puedo respirar
descansar por un momento
y agradecer de nuevo por un poco de paz.
Marcia
1 de junio 2025
Bueeeenas tardes mis querides lectores, les saludo en este dominguito tranquilo de descanso y de votaciones desde mi rincón favorito para escribir.
Durante la semana una de mis mascotas tuvo un problema de salud que nos asustó mucho, generalmente cuando empiezan los problemas van de menos a más, hasta que la situación se vuelve algo incontrolable, el problema con las mascotas es que no hablan, vamos aprendiendo con aciertos y errores el mejor momento para pedir ayuda al veterinario, lo peor es cuando el veterinario no se empatiza con la situación y la solución terminaría en más daño que alivio.
A veces tiene uno que tomar decisiones al momento a pesar de la confusión que se vive por la falta de información, es eso, la falta de información me produce ansiedad y deseo desesperadamente que alguien me ayude con su sabiduría en esos momentos difíciles.
Afortunadamente si uno no quita el dedo del renglón y se concentra, siempre hay una solución y personas dispuestas a ayudar, ángeles con conocimiento que la vida nos pone enfrente y en el momento más necesitado aparecen para auxiliarnos.
Tal vez fue el hecho de que llevamos dos meses resolviendo este asunto y sentí que ya estábamos cerca del final cuando surgió un nuevo problema preocupante, tal vez el hecho de que el primer doctor me dijera que podría ser cáncer me asustó de inmediato, sentía una solución ya en mis manos y de repente se aleja para dejar ver un posible problema mayor, conseguí ayuda de inmediato y tomamos la solución en nuestras manos y los demás era esperar… y seguir esperando a que los eventos se desarrollaran esperando lo mejor.
Sin embargo el daño mental ya estaba hecho, la preocupación ganó y me costaba trabajo concentrarme, se me olvidaban las cosas, me sentía torpe y muy cansada por estar lidiando con la ansiedad, sé que la respuesta estaba en un poco de calma y que al final sea como sea las cosas se iban a resolver como lo han estado haciendo, pero el sentimiento era inevitable y sobre todo incontrolable.
Sucede que cuando estamos frágiles no podemos controlar esas emociones que inundan nuestro pensamiento y empiezan a causar estragos en nuestro organismo, es ilógico, decimos, tengo que tranquilizarme, sabemos que debemos respirar profundo y esperar lo mejor pero a veces no podemos, la ansiedad nos toma por sorpresa.
¿Por qué nos toman desprevenidos estos sentimiento de preocupación?
Primero es conveniente entender que la ansiedad es una respuesta normal y saludable ante una amenaza o peligro, el cuerpo se prepara para la tener una respuesta satisfactoria de protección hacia nuestro organismo como preparación el corazón late más rápido, la boca se seca, a lo mejor podemos tener calor o sudar en exceso, podemos sentir mareos también o se nos baja la presión, esto es ocasionado porque el organismo se pone alerta ante la señal de peligro.
Cuando la ansiedad se manifiesta en situaciones que no son de peligro es cuando ya tenemos un trastorno de ansiedad.
Ansiedad y cerebro
Nuestro cerebro es una biblioteca que guarda todas las experiencias que vivimos a lo largo de nuestra vida y nos prepara para evitar el dolor, ya comentamos en situaciones pasadas que este hecho de “evitar el dolor” no siempre es la mejor opción ni la más saludable, pero sí es una respuesta automática.
Tener ansiedad, estrés y preocupaciones es normal, somos seres humanos y las situaciones que vivimos nos afectan, nos debemos preocupar cuando esos sentimientos nos evitan de hacer las cosas más cotidianas en nuestra vida porque sentimos miedo; recordemos que el cerebro va a tratar de protegernos en todo momento a través del miedo y en nuestro cerebro también está la herramienta que nos permite analizar si ese miedo es infundado o lógico: el hipotálamo, recordemos el ejemplo de la calle que platicábamos en artículos anteriores: el cerebro nos protege de que un coche nos atropelle al estar alertas e incluso brincar pero el hipotálamo evita que salgamos corriendo hacia un peligro tal vez mayor.
Son dos lados que tiran en sentido contrario y si uno de ellos tira más fuerte es ahí cuando llega el desequilibrio y las cosas se salen de control, lo normal es preocuparse, lo anormal es dejar de vivir por la preocupación.
¿He sentido que mi ansiedad, mi estrés o mis preocupaciones me limitan? Tal vez sea el momento de pedir ayuda, una ansiedad no atendida puede derivar en problemas de depresión o de consumo excesivo de sustancias tóxicas de ahí la importancia de reconocer el problema y buscar una solución a tiempo.
En el momento que entendemos que la reacción de nuestro cerebro es normal podemos empezar a ejercitar para no preocuparnos en exceso y aprender a trabajar en nuestros miedos, lo importante es identificar lo que nos está poniendo ansiosos y analizar el origen y la solución, recordemos: ¿Cómo me siento? ¿Por qué me siento así? ¿Cómo lo puedo solucionar? Si es que tiene solución y si no tiene solución ¿qué puedo hacer para sentirme mejor?.
También el tomarnos unos minutos para respirar profundo y tratar de no pensar en nada funciona, simplemente el respirar por si mismo funciona, así que procuremos aprender a respirar para tranquilizar a nuestro organismo y evitar que tome el control, ya que nosotros sabemos qué tan alerta debemos estar de acuerdo con la situación de que se trate.
Nuestro organismo es maravilloso y nos protege, aunque a veces se le pasa la mano.
Lo bueno es que todo problema tiene una solución, después de los días mi querida Shelby ha mejorado mucho y su herida está cicatrizando hermosamente, debajo de la costra se ve una maravillosa capa de piel rosita y sana, lo cual indica que el tratamiento para la infección fue más adecuado que una biopsia para detectar un posible cáncer de piel, que por cierto, en ese momento le hubiera lastimado más porque su piel estaba lastimada y porque por su miedo al veterinario hay que pelear con ella para poder hacerle cualquier revisión.
Sé que no es el final y que su tratamiento no ha terminado, y también sé que algún día tendrá que dejarnos, pero por ahora no es momento de sentir miedo ni preocupaciones sin fundamento, hay muchas amenazas pero no podemos permitir que el miedo nos gane.
Seamos libres de nuestros propios miedos que limitan nuestra libertad.
Eso es todo mis querides, espero que su semana sea lo más tranquila posible y que puedan detectar a tiempo esos sentimientos crónicos que nos hacen el día a día más difícil.
Sean fuertes como unas pacíficas lombrices y les espero con gratitud la semana que viene con otra historia que nos haga pensar y sentir.
Con amor
Marcia
1 de junio 2025
Quisiera de una vez por todas
deshacerme de lo que no me sirve
dejar de tener tantas cosas
para después evitar tirarlas.
Cuesta trabajo limpiar, escombrar
hasta lo más profundo del alma
y por fin poder respirar profundo
disfrutando mi tan ansiada paz.
Es un proceso que requiere esfuerzo
valentía también y voluntad
de querer analizar, procesar y limpiar
hasta el más mínimo detalle.
El resultado vale la pena
pues se siente la ligereza al andar
además, con menos posesiones
definitivamente hay menos obligaciones.
¿Cuánto necesito para el día a día?
¿Cómo evitar que entre cada vez más?
mi interior ya no puede
contener tanto, se siente pesado.
Entre más haberes, más confusión
menos acomodo, menos orden
menos espacio libre y abierto
menos poder respirar profundo.
El ver la mente con tanto pendiente,
tanto por trabajar, sentimientos encontrados
que al final crean
una gran incertidumbre.
¿Cómo sería si pudiera escoger
cada sentimiento antes de que entre en mí
y conservar la limpieza de mi alma
digamos, con un mantenimiento preventivo y continuo?
¿Qué pasaría si no tuviera tanta confusión
tanta acumulación?
¿Qué sentiría mi corazón?
¿Se sentiría liberado, tal vez?
¡Siempre basura! Pendiente de limpiar
y tan poco tiempo
¿realmente será poco?
¿o acaso no me he dado prioridad?
Quiero limpiar, analizar todo en mi interior
saber el por qué de cada sentimiento
a cada recuerdo asignarle un lugar
y tirar al viento lo que ya no sirva
despidiéndolo con profundo amor.
Marcia
25 de mayo 2025
Bueeeenas tardes mis querides lectores, les saludo desde mi rincón favorito para escribir 2.1 renovado, mejorado y ahora limpiecito, no cabe duda que cuando nos damos tiempo de escombrar y seleccionar lo que ya no sirve, en primer lugar, es posible que salga mucha basura pero después quedan espacios abiertos con gran potencial para un buen inicio y el resultado final es mejorar nuestra forma de vivir, con un mejor ambiente tendremos un buen interior, la limpieza exterior del lugar que habitamos reflejan la paz o la confusión que llevamos dentro.
En alguna ocasión me tocó viajar en el auto de una chica que era mi amiga hace ya bastantes años, me sorprendí porque ella tiene hijas más o menos de la edad de mis hijos, en ese entonces rondaban por los ocho o diez años más o menos, ya no recuerdo ni a dónde fuimos aquella vez, el caso es que nos fuimos en su coche y al subir me sentí incómoda porque me costaba trabajo poner mis pies en el piso, pues todo estaba lleno de cosas que parecían ser basura, uniformes, mochilas, juguetes, envolturas, papeles de dudosa procedencia y demás; me quedé sorprendida al ver que el coche de mi amiga era un lugar donde no podías ni moverte y menos viajar cómodamente por la cantidad de cosas que ahí había, al ver mi confusión ella culpó a sus hijas, que dejaban todo en el coche y no lo mantenían limpio.
En fin que no es cuestión de culpas ni de quién hizo o no hizo qué, sino de costumbres, en lo personal me gusta viajar en un auto donde lo que está adentro tenga una razón para estar ahí y si no la hay, debe salir del auto y estar en el lugar donde pertenezca, ya sea la casa, la cocina, la habitación de alguien, o la basura; un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar, no suelo dejar suéteres, gorras, toallas, mochilas o demás dentro del coche “por si acaso” me gusta planear cada día por anticipado y que las cosas circulen, entren y salgan con ligereza dependiendo de la necesidad, no me gusta el estancamiento, estamos hablando de un auto, no de una bodega.
¿Qué es lo que pasa dentro de nosotros cuando tenemos nuestros alrededores llenos de cosas “por si acaso”?
En la casa de mamá había cinco botellas de agua llenas en la barra de la cocina, listas para el momento de la sed, era un hecho que no deberían estar ahí y estaban ocupando espacio, pues había además vasos y garrafones, al principio era un garrafon, pero un día mamá se quedó sin agua, entonces decidió ser más previsora y compró un segundo garrafon y luego otro y otro, por si acaso, hasta llegar a seis garrafones; ya después con trabajos se podía caminar en la sala, ya no digamos sacar algo de la vitrina, pues los garrafones estaban delante, no podíamos usar la barra de la cocina porque las cinco jarras y otros muchos artículos “por si acaso” estaban ahí y aquello se sentía lleno, pesado, confuso, como que hay un pensamiento pero luego viene otro vertiginosamente sin que hayas podido procesar el primero y se creaba una ola de pensamientos y sentimientos agolpados en un cuello de botella en mi interior, como si hubiera demasiados pendientes por trabajar y pocas ganas de hacerlo.
El cerebro al ver esto se llena, puede parecer que somos excesivamente previsores y que una cajuela llena de cosas de todo tipo es señal de una persona que está preparada para todo, pero ¿cada cuándo las cosas que tenemos en la cajuela serán usadas? Pasaron los años y los garrafones seguían ahí, las botellas, las cosas en el auto, ocupando espacio y la sensación de llenura evita que estemos abiertos para lo que sigue, seguimos estancados en los mismos pensamientos, en los mismos sentimientos sin trabajar, en la misma confusión y sólo vemos el tiempo pasar y el mundo moverse mientras estamos estáticos, pero llenos.
¿Por qué nos da miedo quedarnos sin algo que podríamos necesitar? Puede que un día llueva y no traiga mi chamarra en el auto y me voy a mojar, o puedo llevar la chamarra al salir y después devolverla a su lugar cuando regrese a casa, son maneras diferentes de resolver las situaciones, el hecho es, que si queremos estar preparados para mil y un situaciones al final terminamos llenos de cosas y nada sucede.
Como aquel vestido que ocasionalmente usamos para las fiestas y que tal vez ya ni nos queda o ya no nos gusta o aquellas playeras que duraron años en mi armario, las cuales usaba para vestir súper informal, no reflejaban para nada mi personalidad, pero llegaron a mi como una herencia de diferentes personas, un buen día decidí cortarlas y darles mi toque muy personal para hacerlas en verdad mías, tuvieron que pasar años para que me sintiera orgullosa de esas playeras y les encontrara verdadero valor.
La basura es el exceso que hay en nuestra vida, en nuestros espacios, en nuestro cuerpo, sólo que en nuestro cuerpo se convierte en grasa y sobrepeso y sentimos que es parte de nosotros, pero en realidad es un exceso que está de más y no debería estar ahí, abarrota nuestros espacios haciendo que se vean abundantes, luego llenos, luego ya no se puede uno mover ahí y al último ya no puedes respirar.
Cuando compramos generamos basura.
Todo viene en su envoltura, absolutamente todo, el arroz, las lentejas, los frijoles, la leche, el queso, el jamón y al llegar a casa lo primero que hacemos es quitar la envoltura y guardar cada cosa en su lugar y salen de menos diez bolsas que no deberían estar ahí, las tiramos y ya, se van de nuestra existencia a llenar otro espacio y hacerlo más pequeño.
Bueno, pero no es mi culpa que los fabricantes pongan todo en bolsas y envolturas, diría yo.
¿Realmente resolveremos algo echando la culpa a otros? Tal vez la verdadera solución sea adueñarnos del problema y crear una solución, todos podemos ser creativos si realmente ponemos empeño en ello.
Para el asunto de las envolturas hay dos opciones, empresas que reciclan plástico y unisel o comprar en la tienda y llevar nuestro propio envase, así evitamos que más envolturas entren a nuestro espacio y evitamos después desecharlas.
Para el asunto de nuestro closet, por ejemplo, me puedo preguntar: ¿todo lo que está dentro del closet tiene un lugar cómodo para estar o el armario vomita de cosas y ya no encuentro nada? ¿Qué pasaría si ordenara mi closet de tal forma que pudiera tener a la vista todo al momento de elegir que usar durante el día, tal vez tendría más variedad al vestir, realmente reflejaría mi estado de ánimo y sería un gusto escoger mi ropa de cada día porque encuentro todo fácilmente y además me gusta y disfruto lo que tengo y reciclo o desecho lo que ya no quiero.
Para el asunto de mi auto y mis espacios ¿puedo moverme libremente y estar cómodamente en cada espacio o necesito hacerme a un lado para que las “cosas” quepan? ¿Veo espacios abiertos y ordenados y me gusta lo que veo o mejor prefiero mirar hacia otro lado? ¿realmente disfruto mis espacios y mi auto o me gustaría que fueran diferentes? ¿Soy la persona que construye más gavetas para guardar cada vez más cosas mientras veo que mi espacio se hace más pequeño y entonces añoro una nueva casa, más grande para que quepa todo lo que tengo?.
¿Y eso como me hace sentir? ¿llena o lleno o sorprendentemente vacío, confundida, confundido, enojada, enojado, triste, ¿cómo? ¿Cuál es el motivo de que me sienta así? y si es malo para mi ¿qué puedo hacer para sentirme mejor? Digo, no tenemos nada mejor que hacer que invertir el tiempo en nuestro bienestar, amarnos y ponernos en primer lugar, así que ¿por qué no hacer que cada lugar a donde mire en mi casa me guste aunque me cueste trabajo ordenarlo? ¿por qué no cansarme embelleciendo mis espacios para después disfrutar mi entorno y mi interior? ¿por qué no trabajar en mi persona para desechar todos esos sentimientos arraigados que me hacen daño?
La solución no es sólo tirar la basura, sino reciclar, reusar y rechazar, dentro y fuera de mi.
Eso es todo por hoy mis querides, les agradezco infinito su asistencia de cada semana a esta su casa y les espero la semana que viene con otra historia que nos haga sentir y pensar.
Deseo que en su semana encuentren el espacio que les agobia y la voluntad para cambiarlo.
Sean limpios por dentro y fuera como unas relucientes lombrices.
Con amor
Marcia
25 de mayo 2025