Ojos bien abiertos ante la ansiedad
cuando crece desmesuradamente
puede ser por causas
que requieren nuestra atención.
Ojos bien abiertos ante el estrés
cuando nos hace dañar a otros
es señal
de que estamos perdiendo el control.
¿Qué es lo que veo realmente?
¿Qué es la realidad?
¿Será que todos vemos lo mismo?
¿O depende de nuestro vivir previo?
Ojos bien abiertos ante la falta de empatía
puede enmascarar
a un psicópata en potencia
detectado a tiempo podría la historia cambiar.
O tal vez no…
¿Cuántos psicópatas viajan conmigo en el metro?
no lo sé
y quizás ni ellos mismos lo saben.
Cuantas personas que a su familia hacen daño
en el secreto del hogar esconden sus culpas
y sus síntomas
y fingen coherencia cuando por dentro saben que algo está mal.
Ojos bien abiertos
ante la inseguridad desmedida
los celos exagerados.
la falta crónica de confianza.
¿Porqué a veces estoy arriba
y todo funciona muy bien?
¿y cuando me da para abajo
no tengo ánimos de nada?
Ojos bien abiertos…
no es que la mujer sea frágil, o esté loca
no es que el hombre sea un monstruo
tal vez hay algo detrás que detona todo.
¿Qué posibilidades tenemos cuando es nuestra mente
quien nos juega la mala pasada?
y nos hace ver cosas que no existen,
traiciones, decepciones, problemas magnificados.
¿Cómo puedo ayudar a alguien?
¿Cuya cabeza está llena de fantasías?
¿Qué es real? O será que,
¿La realidad es diferente dependiendo de quien la vea?
Marcia
20 de octubre 2024
Bueeeeenas tardes mis querides lectores, les saludo desde mi rincón favorito para escribir en esta tardecita fría y otoñal, preludio del día de muertos y las celebraciones de navidad.
Por fin en la mañana Yolis y yo fuimos a la carrera del ajolotito donde caminamos 5 kilómetros y nos dieron nuestra medalla, después de tres meses de habernos inscrito y estar esperando la fecha por fin sucedió, parece mentira, pero queda uno muy cansado después de las emociones de recoger el kit y la carrera, cuando llegué a casa me dolía todo y eso que nada más fueron cinco kilómetros ya me imagino los que corren maratones han de terminar molidos y tienen toda mi admiración.
Correr nunca ha sido lo mío y ahora no puedo hacerlo por el desgaste en mis rodillas, pero puedo caminar y esto de ir al bosque de Chapultepec, uno de los pulmones más grandes de la ciudad de México junto a otras cuatro mil y algo personas es una experiencia hermosa, rodeados de naturaleza, de gente caminando y al final llegar a la meta, disfruté cada minuto de esta experiencia junto con mi amiga muy querida Yolis, que fue la primera que me dio la bienvenida cuando llegué a la acuática y por eso la tengo en alta estima, gracias Yolis por compartir estas horas de ayer y en la mañana conmigo.
Y bueno que durante la semana tuvimos el día mundial de la salud mental, sabemos que todos esos días que celebramos son para recordar y concientizarnos de ciertas cosas que no debemos olvidar para tener una mejor convivencia y una mejor vida.
Y es que la vida es algo que hay que celebrar, sin embargo no todos la podemos celebrar de la misma forma.
Todos estamos expuestos a las enfermedades mentales en algún momento de nuestra vida, nuestra salud mental depende del entorno familiar en el que nos desarrollamos, de la sociedad en que vivimos y también de factores biológicos, congénitos y psicológicos.
Hay enfermedades mentales que cuando son tratadas a tiempo se pueden curar, ya sea con terapia psicológica o medicamentos, otras que son incurables pero se pueden controlar con medicamento y hay las que son incurables y progresivas.
Lo importante es detectar las señales a tiempo para poder atender una enfermedad mental, muchas veces no es que la persona sea floja o esté “loca” o sea exagerada o que quiera llamar la atención en todo momento, ese tipo de conductas pueden ser un síntoma de una enfermedad psicológica.
Lo más retador de las enfermedades mentales hoy en día es que todos somos diferentes y pensamos distinto, también nuestras respuestas ante los problemas y las frustraciones son diferentes, entonces en teoría no hay un parámetro de lo que es una conducta normal porque tendríamos que ser robots para tener todos la misma conducta y detectar cuando alguno está defectuoso.
Las conductas que nos pueden alertar de que algo anda mal en nuestra mente dependen del tipo de enfermedad al que nos estemos enfrentando, por ejemplo:
En un trastorno depresivo la persona experimenta tristeza, sensación de vacío y una falta de interés por las actividades.
El trastorno de ansiedad se caracteriza por preocupación excesiva y persistente, terrores y miedo constantes.
En el trastorno bipolar las personas sufren altibajos emocionales, tristeza, pérdida de interés o placer en hacer actividades, apatía, culpa, descontento general, desesperanza, enfado, entre otras.
La demencia se caracteriza por cambios de humor o de conducta, olvidos, sentirse desubicados, perder la noción del tiempo, olvidos de las palabras en una conversación, dificultad para realizar tareas habituales entre otros.
Trastorno por déficit de atención o hiperactividad, se identifican por hiperactividad y atención limitada, agresividad, excitabilidad, falta de autocontrol, impulsividad, irritabilidad, moverse nerviosamente o repetir palabras o acciones persistentemente.
La esquizofrenia se caracteriza por pensamientos o experiencias que parecen estar desconectados de la realidad, habla o comportamientos desorganizados y disminución de la participación en las actividades cotidianas.
También existen el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno de estrés postraumático entre otras enfermedades.
Si nos fijamos, todos en cierto momento hemos experimentado uno o más síntomas de las enfermedades mentales porque son las situaciones a nuestro alrededor y nuestra forma de responder a ellas las que nos van a exponer o no a desarrollar una enfermedad, lo importante es detectar a tiempo y recibir o dar ayuda antes de que sea demasiado tarde, ya que una enfermedad mental no tratada deriva generalmente en consecuencias graves dependiendo del tipo de enfermedad de que se trate.
Lo importante es recordar que muchas veces cuando tenemos un trastorno mental los últimos en darnos cuenta somos nosotros o tal vez por costumbre ignoramos o minimizamos los síntomas, aunado a que no se da suficiente atención a las enfermedades mentales por parte del gobierno ya que sólo el dos por ciento del presupuesto se asigna a las enfermedades mentales y la mayor parte se va a los hospitales psiquiátricos y casi nada al diagnóstico.
Es importante comprometernos a identificar y tratar para mejorar la vida de las personas que pudieran estar en una situación de enfermedad mental y recordar que todos en algún momento de nuestra vida podemos pasar por esa situación.
Les deseo que tengan una semana llena de paz ya sea solos o con sus seres queridos y que sientan mucho amor por sí mismes y por sus seres queridos.
Los espero la semana que viene con otra historia interesante y les agradezco su visita de cada semana a este su blog.
Con amor
Marcia
20 de octubre 2024
Inhala, mil uno, mil dos, mil tres, mil cuatro
exhala, mil cinco, mil seis, mil siete, mil ocho
siente como el aire llena tus pulmones
y luego el vacío con la necesidad de aire nuevo.
Cuando éramos fetos respirábamos agua
obviamente ya no lo recordamos
por eso cuando no tenemos aire
nos sentimos tan desesperados.
Si naces a los 8 meses es arriesgado
pues tus pulmones están aprendiendo
a respirar aire
después de haber estado llenos de líquido.
Ahora sin aire podemos morir
y no podemos estar sin respirar ni un momento
mil uno, mil dos, mil tres, mil cuatro
todo el tiempo, hasta nuestro fin.
Nuestra respiración es sinónimo de emociones
alegría, tristeza, ansiedad, estrés
cambian el ritmo, lento a rápido
y modifican el latir de nuestro corazón.
Todo se pone nervioso, alerta
y si no controlamos la velocidad
podemos caer en un ataque de pánico
o ansiedad.
Inhala: uno, dos, tres, cuatro
mantén el aire por cuatro segundos
exhala: cinco, seis, siete, ocho
y lo que te preocupa se ha de disipar.
Se consiente, uno, dos
piensa positivo, tres, cuatro
disfruta el momento, cinco, seis
agradece al universo, siete, ocho.
No te dejes vencer, un, dos, tres, cuatro
Controla el ritmo cardiaco
Cinco, seis, siete, ocho
Tú puedes hacerlo, nueve, diez.
Ritmo y respiración van de la mano
todo el tiempo, aún sin darnos cuenta
podemos controlar
de ansiedad, dolor, nos podemos librar.
Respira…
Calma…
Controla…
Vence…
Tú puedes, no te rindas
Marcia
13 de octubre 2024
Bueeeenas tardes mis querides, les saludo en este dominguito frío desde mi rincón favorito para escribir, con la mayor calma del mundo pues es temprano y me puedo tardar tooodo lo que quiera escribiendo, es padre no tener que hacer nada o haber ya hecho lo que teníamos pendiente, que es lo mismo, después del trabajo realizado viene la tranquilidad de disfrutar un merecido descanso, sobre todo cuando asignamos un tiempo para cada cosa, incluso para el placer de no hacer nada.
Han de saber ustedes que cuando estoy enferma de la garganta o de la gripa, que últimamente es bastante seguido, por cierto, al momento de quedarme dormida durante el día siento como que dejo de respirar debido a la excesiva relajación que me causan los medicamentos y de repente despierto y pienso, “no estoy respirando y me estoy quedando dormida” “no me quiero dormir porque en la noche ya no podré dormir a mi hora” ese lapsus dura unos cuantos segundos y entonces me despierto y continuo con mis actividades como siempre.
¿Qué pasaría si dejáramos de respirar estando dormidos? Probablemente nuestro cerebro mandaría una señal a algún lado de nuestro organismo, tal vez alguna pesadilla par obligarnos a despertar y evitar nuestra muerte por falta de respirar.
¿Cuánto tiempo podemos estar sin respirar? Mientras más conciencia tenemos de que estamos dejando de respirar es menos el tiempo que podemos aguantar, contando mil uno, mil dos y así sucesivamente llegué solamente al mil quince, desde el mil diez ya sentía cierta incomodidad pero sabía que podía aguantar más, si estuviera en una sesión de relajación probablemente aguantaría más tiempo inhalando y exhalando pero sin respirar no creo que aguantara mucho más, por eso admiro a los actores que de repente pueden nadar seis minutos seguidos sin tener que respirar, como todo, es un ejercicio para el que se entrena, el récord mundial sin respirar lo tiene el suizo Ton Sietas con 22 minutos y 22 segundos, pero una persona no entrenada después de 4 minutos sin respirar puede sufrir daño cerebral.
De ahí que el aire, tan etéreo, tan abundante, tan ignorado sea tan importante para nuestra supervivencia.
Las veces que respiramos dependerán de la edad que tenemos, los recién nacidos respiran entre 30 a 50 veces por minuto, de cero a cinco meses de 25 a 45, 6 a 12 meses de 20 a 40, 6 a 12 años de 15 a 30, adultos entre 12 y 20 y viejitos entre 12 a 16.
El ejercicio, el estrés, el dolor, algunos medicamentos, las enfermedades como el asma, la neumonía o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica sobre todo cuando se presenta fiebre y las alergias cuando provocan inflamación en las vías respiratorias, pueden modificar nuestra frecuencia respiratoria.
Las emociones que afectan nuestra frecuencia respiratoria con más frecuencia son la ansiedad y el miedo y si no controlamos el ritmo de nuestra respiración y nuestros pensamientos al respecto, podemos caer en un ataque de ansiedad o de pánico.
En algún artículo anterior hablábamos de que las respuestas de miedo o ansiedad son una reacción del organismo para defenderse de la adversidad pero esas respuestas no siempre son del todo adecuadas, pongamos un ejemplo:
Estoy atravesando la calle y un coche casi me atropella y me toca el claxon, mi cuerpo salta al sonido del claxon y quiere correr hacia el otro lado, pero mi razón detiene a mi cuerpo para protegerlo porque tal vez haya más coches más adelante y alguno de ellos podría atropellarme, si nos dejamos controlar por el pánico huiríamos hacia el otro lado sin importarnos poner nuestra vida en peligro.
Es por eso tan importante en momentos de miedo, ansiedad, depresión y estrés controlar nuestra respiración y sobre todo nuestros pensamientos, pensemos en otro ejemplo:
Acabo de terminar con mi novio por cualquier razón, me siento completamente abrumada y triste, mis primeros pensamientos son de enojo por lo que pasó que me orillo a terminar la relación, en seguida empiezo a preguntarme si hay algo que no habré visto que se hubiera podido arreglar, y en vez de consolarme y apoyar mi decisión empiezo a culparme por no haber sido más paciente, y luego empiezo a castigarme, diciendo que no pude mantener a mi hombre a mi lado, que fue mi culpa que él reaccionara de tal o cual manera, y va hasta lo más grave, soy un fracaso, no soy capaz de mantener una relación, no merezco ser amada, etc. Etc.
Yo no lo percibo en ese momento, pero mi corazón empieza a latir más aprisa y conforme los pensamientos en mi contra se van acumulando empiezo a respirar más rápido hasta que viene el llanto, en el mejor de los casos el llanto puede ser un catalizador de todas esas emociones y en el peor de los casos puede ser el inicio de un ataque de ansiedad en el cual se haga difícil respirar y como montaña rusa después del ataque de ansiedad viene la depresión, yendo en picada hacia el lado contrario.
La vida no siempre es fácil, de repente nos encontramos con situaciones desagradables que hacen que nuestra respiración se acelere y crean estrés, en la medida en que controlemos nuestra respiración podremos contener todo ese vórtice negativo de eventos tan innecesario y sobre todo tan irreal y lo que es más importante, podremos controlar nuestra respuesta a esos eventos desagradables ¿Cuántas veces nos ha sucedido que por dejarnos llevar por las emociones y pensamientos negativos hemos hecho daño a otros? De ahí viene también la importancia de controlarnos, no quiero decir algo que lastime a mis seres queridos estando en ese momento de ansiedad.
Lo importante es sustituir los pensamientos negativos con pensamientos positivos o con otra cosa que nos haga calmarnos, pueden ser simples números: inhala lento, mil uno, mil dos, mil tres, mil cuatro… exhala lento, mil cinco, mil seis, mil siete, mil ocho, tan sólo el hecho de pensarlo enfoca mi mente en mi respiración y me tranquiliza, me distrae de malos pensamientos y me ayuda a evitar caer en una situación peor.
Recuerda: respira lento, lo demás siempre tiene solución.
Eso es todo por hoy mis querides, les agradezco infinito su asistencia de cada semana a este su blog y los espero la semana que viene con otra historia que nos haga pensar y sentir.
Sean relajados y felices como unas hermosas y tranquilas lombrices.
Con amor
Marcia
13 de octubre 2024
Unos porque no queremos y otros porque no podemos
como el caso de la señora en la fila de espera,
traía bastón y caminaba con esfuerzo
decía que su sobrepeso agravaba su condición.
¿Cuál era el motivo de su indiferencia hacia ella misma?
no lo sé, tal vez ella tampoco lo sepa
el hecho es que viene la resignación
y se lleva poco a poco nuestra vida.
Pensamos: ya no puedo caminar bien sin bastón
Pero al menos me puedo mover
ya no puedo cerrar mis manos bien
pero hay quien me ayude siempre
y nos acostumbramos a poder hacer cada vez menos.
Esa máquina maravillosa, regalo nuestro
funcionaba bien, de repente con un desperfecto
que debía ser atendido
¿Por qué preferimos no hacerlo?
Del otro lado del mundo tenemos a los hambrientos
los que les tocó vivir en un país inseguro,
con crisis de violencia, de clima, de hambre
no tienen de otra, más que comer una vez al día.
Y eso cuando pueden comer
a veces los mayores se quitan el pan de la boca
para alimentar a las nuevas generaciones
o dejan la familia, buscando un futuro mejor para los suyos.
Es difícil la vida, pero se intenta hasta más no poder
vivir, subsistir con lo que se tenga
con poca comida, poca agua, deambulando
buscando la seguridad para la familia.
A kilómetros de distancia vemos comida desperdiciada
la señorita caprichosa que no se acabó el plato caro
para transmitir el mensaje de su valor
soy cara y puedo darme el lujo de desperdiciar.
En los restaurantes caros compran comida
y dejan más de la mitad
¿a cuantos podríamos alimentar con eso?
pero no, la comida se va al desperdicio.
Por ahí vemos como los animales comparten
con los vagabundos, pelean por la comida
pelean por subsistir, en un mundo
donde el humano invadió su territorio.
Miles de historias y siempre el mismo tema:
la comida, la buena o mala alimentación
la buena o mala salud
gracias a los hábitos que tenemos.
¿Hasta cuando aprenderemos?
¿A cuidar lo que se nos dio
para que nos dure más?
¿A compartir con nuestros hermanos?
Las cifras son impactantes para unos
para otros no tanto, pues tienen suerte
y así unos luchan y otros viven
pero todos terminamos dentro del mismo barco nos guste o no.
De un lado la gente vive opulentamente
del otro lado alguien muere todos los días
y ya sea que hagamos algo o no
en este mismo mundo a todos nos toca rodar.
Marcia
6 de octubre 2024
Bueeeenas noches mis querides lectores, les saludo desde mi rincón favorito para escribir con algo de gripa todavía, en esta tarde de domingo fresquita y nublada y ya con la joven noche que anuncia el final del día de asueto.
En meses anteriores se dieron algunos acontecimientos que me hicieron pensar en el tema de hoy.
Había una vez un libro que escribió el autor Rius, de caricaturitas, muy gracioso, que se llama la panza es primero y es un conjunto de recomendaciones para el buen comer.
El mexicano sabe comer bien, lo malo es que comemos en exceso, no queremos darnos cuenta de cuando nos estamos excediendo al momento de comer pero de que sabemos mezclar los alimentos adecuadamente y las cantidades que debemos comer la mayoría de las veces, sí lo sabemos.
Platicaba con mi hijo mayor hace unas horas durante la comida que todos somos hermosos de jóvenes, tenemos cuerpos bien formados, con la cantidad precisa de músculo y grasa, bastante balanceado, o al menos eso pensamos, en fin que cuando somos niños pequeños y jóvenes esa máquina que es nuestro cuerpo sí sirve, pero en unos casos antes y en otros después empiezan los excesos que nos llevan a descuidar la máquina tan preciosaqde la que somos dueños.
Se pone uno a pensar como dice el dicho, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre, es bueno estar saludables y en nuestro peso, pero inclinar la balanza mucho hacia el exceso de ejercicio, el exceso de dieta, también es contraproducente para nuestro organismo.
Cada organismo es diferente y nuestras razones son diferentes.
El comer y en general lo que entra en nuestra boca está íntimamente relacionado con las emociones, de repente vemos en las películas a los que tienen una decepción amorosa y se ponen a tomar alcohol o a comer helado, por ejemplo, o aquella persona que por ansiedad come en exceso cantidades industriales de alimento.
Aquí la cuestión es saber por qué comemos, cuándo comemos y qué comemos o porqué bebemos, cuándo bebemos y qué bebemos o fumamos, etc.
Lo curioso es que al momento de decidir qué comer y sobre todo cuando estamos más vulnerables tomamos decisiones que nos afectan a nosotros mismos, por ejemplo: alcohol en lugar de leche, agua o helado, chocolates y exceso de azúcar en lugar de una ensalada o fruta, por ejemplo.
Nunca en ninguna película he visto a alguien que se atasque de ensalada y se ponga a llorar por el amor perdido, sería hasta gracioso verlo porque es algo que no estamos acostumbrados a ver.
Todo lo que entra por nuestra boca es cultural, significa recompensa y alivio, pensemos y recordemos.
Bueno, tal vez sea difícil recordar esto, pero cuando éramos unos bebecitos, ¿qué hacíamos cuando necesitábamos algo? Como no sabíamos hablar sólo nos quedaba comunicarnos a través del llanto y ya sea que nuestros padres fueran anticuados y nos dejaran llorar por horas o modernos y nos atendieran de inmediato al final nos atendían y lográbamos lo que queríamos, incluido un buen abrazo de mamá o papá al momento de cargarnos, el cual nos hacía sentirnos seguros, entonces de repente relacionábamos sin querer ese momento de la comida, fisiológicamente necesario con el momento del apapacho, psicológicamente necesario.
¿Cómo calmaban a algunos de nosotros cuando no nos tocaba de comer para que no comiéramos en exceso? Nos daban chupón y el sentido de tranquilidad y seguridad era el mismo.
Algunos tenían la tendencia de chuparse el dedo, de hecho desde que somos fetos lo hacemos ¿por qué? Porque eso nos da seguridad, el ser feto o bebé es un estado en el que la responsabilidad de nuestra seguridad está completamente en manos de otra persona, cuando vamos creciendo y vamos adquiriendo la deseada independencia y libertad, éstas vienen acompañadas de un montón de responsabilidades y problemas de los que nadie nos había hablado antes y para los que no estamos preparados, vienen engaños, decepciones amorosas, situaciones de peligro, de tristeza, de enojo las cuales no sabemos asimilar y todas esas emociones desagradables se centran en nuestro estomaguito.
Es un hecho que vemos la comida chatarra como una recompensa, ¿qué nos decían cuando éramos niños? Termínate tu milanesa y te compro el gansito que quieres, o tal vez la comida que nos daban de niños no era tan atractiva que digamos y no nos acostumbramos a comer ensalada, por ejemplo, o tal vez cuando ya me fui a vivir sole quise olvidarme de la dieta sana que había en mi casa y ahora resulta más fácil y “recompensable” comer simplemente lo que se me de la gana.
Cualquier cosa que entre en nuestra boca nos va a producir una sensación de placer y relacionamos esas sensaciones con lo psicológico, por ejemplo: una cena en familia en un restaurante puede ser agradable o desagradable, pero siempre tratamos de que sea agradable, tenemos remembranzas de los cumpleaños, comidas familiares, nuestra primera borrachera, nuestra primera decepción, siempre acompañadas con algo en la boca, ya sea un cigarro, un trago o algo grasoso o excesivamente dulce de comer.
Está comprobado por la ciencia que esos alimentos “reconfortantes” con los que nos consentimos en los momentos de tristeza y desesperación llenos de grasa y dulce no nos hacen sentir físicamente bien, al contrario, nos hacen sentir pesados y lentos, es el cerebro quien les asigna ese significado de recompensa y todo viene relacionado con el equipaje emocional que traemos de años atrás, es impresionante cómo lo que imaginamos le da valor a nuestras elecciones y nos puede llevar a una buena o mala decisión.
¿Por qué me hago daño con lo que como, fumo o bebo?
Es una muy buena pregunta y muy personal, cada quien tiene sus propias razones, como las señoras de la fila, una de ellas ya tenía que caminar con bastón porque sus rodillas no la aguantaban más y la otra con una evidente obesidad, las dos hablando de su exceso de peso como algo normal que hay que aguantar simplemente, en ninguna parte de la conversación salió a relucir algún propósito para cambiar su cuerpo y vivir una vida mejor.
Es tan íntimo como eso ¿Creo que merezco ser feliz? ¿Vale la pena luchar por mi propio bienestar? ¿O tal vez no lo merezco y por eso me auto saboteo? Eso de que me quiero como soy y quien me quiera me va a querer así como estoy es una manera de disfrazar ese abandono hacia uno mismo, porque al principio todo en nuestro organismo servía pero con el tiempo lo descuidamos y de ahí las enfermedades y sobrepeso, o falta de peso y demás. Hay una historia muy larga e intrincada detrás de lo que comemos, de lo que bebemos y de lo que fumamos, historia que debemos empezar a desenmarañar hoy, por nuestro propio bien y el de nuestros seres queridos, tal vez les estemos enseñando sin querer nuestros hábitos dañinos.
El hecho es que dentro de esta crisis psicológica y alimentaria unos quieren y no pueden, otros pueden y no quieren y otros no simplemente no saben cómo.
Sea cual sea nuestro caso es importante que detectemos nuestro momento de auto sabotaje y lo superemos, yendo siempre hacia algo mejor.
Es importante decirnos: valgo la pena el esfuerzo, ¡se que puedo!, merezco sentirme mejor, no es vanidad, es salud, es amor por uno mismo y yo me amo, perdono mis errores y me cuido.
¡Mi panza es primero!
Eso es todo por hoy mis querides, les agradezco infinito su asistencia a este su blog de cada semana y les espero la semana que viene con otra historia que nos haga pensar, sentir y tal vez hasta cambiar.
Si son unas lombricitas gorditas o algo flaquitas, no importa, sean felices y con el tiempo serán unas lombricitas hermosas y tonificadas.
Con amor
Marcia
6 de octubre 2024
Bueeeeenas tardes mis querides lectores, les saludo desde mi rincón favorito para escribir en este dominguito lluvioso y fresco, preocupada por las noticias que tenemos de Acapulco, aquí tenemos un clima hermoso mientras allá nuestros hermanos amanecieron con sus casas inundadas y como está lloviendo desde el lunes y están aislados por todos lados por la inundación, la comida se les está acabando y tienen que aventurarse a salir en busca de comida con todo inundado, así no queremos que llueva por favor, y como es algo que no podemos controlar, ayudemos, eso sí lo podemos hacer, ya sea con una moneda o con una oración pero no dejemos de ayudar.
Vamos al tema que nos ocupa el día de hoy, hoy no tenemos poema pero el cuento que les preparé ejemplificara perfecto el tema de hoy, el cual adivinaremos al final, pensé en este tema mientras escombraba el depa de mi mamá ayer, eso tal vez les de una pista.
Erase una vez, en una casa cualquiera de un lugar cualquiera que las cosas celebraban su asamblea anual.
Podías ver desde cosas muuuuy grandes y con mucha tecnología y modernidad, hasta las cosas más pequeñas y raras que te puedas imaginar, ahí estaban ellas, conviviendo muy contentas como cada año y platicando de lo que les pasó, algunas contaban sus penas, otras sus aventuras, en fin que era un cúmulo de vivencias por doquier.
Y en eso llega el sartén, que era el más viejo de la casa a inaugurar la reunión.
Y fue así como terminó la asamblea de ese año, todos estaban muy contentos con el nuevo plan, se despidieron de maleta y los demás artículos de viaje deseándoles lo mejor y el día a día se convirtió en una serie de nuevas aventuras para Enrique, Alejandra y las cosas de los dos y de sus tres hijos.
Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.
Fin
Espero que hayan disfrutado el cuento de hoy y que hayan adivinado el tema, el desapego, el dejar ir, los cierres, el cambio, como le quieras llamar.
¿Tienes muchas cosas que ya no forman parte activa de tu vida actual? Tal vez sea momento de decirles adiós y dejar que venga lo nuevo.
Espero que tengan un domingo muy descansado y feliz y que se puedan deshacer de cosas, pensamientos y personas que estén de más en su vida, dando la bienvenida a lo que está por venir.
Con amor
Marcia
29 de septiembre 2024
¿Tu libertad empieza donde termina la mía?
¿Porqué una de las dos debe terminar para que la otra empiece?
¿Qué nos impide tener libertad todos?
¿Tener respeto todos? ¿y lograr tener paz?
¿Qué se necesita para tener la ansiada paz en este mundo?
¿Porqué hay quienes piensan que sus razones valen mas?
que sus creencias valen por encima de las demás
que por ser quien son merecen más que los demás.
Todos merecemos lo que tenemos
ya sea bueno o malo
hay consecuencias en nuestros actos
pero las consecuencias no aplican para todos.
Con algunos la vida no es justa
¿o será que los injustos somos nosotros?
a final de cuentas somos quienes movemos los hilos
quienes hacemos las leyes, y las rompemos.
Las mentiras y el poder hacen el caldo de cultivo perfecto
para que la violencia y la guerra prosperen
es más fácil desordenar la casa del vecino
y luego quejarnos de que vienen a vivir con nosotros.
¿Dónde termina tu libertad y empieza la mía?
¿porqué no ser libres al mismo tiempo?
¿qué tengo yo que me hace más importante?
¿mi status? ¿El color de mi piel?
Todos somos iguales a los ojos de la vida
seres humanos imperfectos con limitaciones
pero con gran potencial
para poder ayudar a nuestros semejantes.
Es triste que haya unos cuantos
con la cuchara de plata en la boca
disfrutando una vida de placer
producto de la desesperación de otros.
Nadie debería perder su hogar
o a su familia en una trágica situación
nadie debería crecer sin país
incompleto, sin futuro, sin familia.
La paz, es escurridiza
se la pasa siempre huyendo,
tratando de sobrevivir al odio,
a la codicia
que como seres humanos nos caracteriza.
Marcia
22 de septiembre 2024
Bueeeeenas tardes mis querides lectores, les saludo con una sonrisa en el rostro y paz en el corazón desde mi rincón favorito para escribir en esta tarde agradable, tranquila y soleada de dominguito hermoso.
Antes que nada quiero felicitar a los corredores que hicieron la prueba 5K en el bosque de Aragón el día de hoy, su dedicación inspira a las generaciones más jóvenes y a los que vamos comenzando con éste régimen sano en nuestra vida, muchas gracias por una mañana de domingo extraordinaria en la que compartimos nuestra pasión por el deporte y luego un divertido desayuno, esos son los momentos que hacen la vida más interesante y divertida.
Y lo mejor de todo es que ya tengo dos de las cinco medallas de la ruta cinco ¡Yupiiii! Para mi la mayor motivación de participar en una carrera es cuando la medalla es bonita, ja ja tal vez sea una tontería pero me voy a inscribir a las cinco competencias para tener las cinco medallas en forma de media luna que se empalman unas con otras ¡están adorables! Voy a incluir una foto cuando las tenga todas para que las puedan apreciar.
Y yendo al tema que nos ocupa el día de hoy, La Paz, es un tema tan complicado pero a la vez tan básico, somos millones de personas en este mundo y todos tenemos los mismos derechos, independientemente de nuestro sexo, edad, creencias, religión, tradiciones y origen.
Empecé el poema con un dicho que reza “mi libertad termina donde empieza la tuya“.
Sabemos que todos por nacimiento tenemos el derecho a la libertad, este dicho nos hace pensar en que cuando nuestra libertad afecta a otros es cuando debemos poner un límite a nuestras acciones para no dañar a terceros con nuestros actos, esos terceros incluyen a nuestro planeta y las creaturas que en él viven.
Pensando de esta manera no podríamos hacer muchas cosas, por ejemplo, hacer una fogata en el bosque y sin querer provocar un incendio forestal, o talar miles de árboles para poner una zona residencial, vender armas a países con conflictos internos, tirar desechos peligrosos en los ríos, no nos vayamos tan exagerados, tirar basura, contaminar con nuestro auto, enjuiciar, discriminar, cerrar los ojos ante la injusticia, dejar de ayudar a otros cuando podemos hacerlo.
Si realmente consideraremos en todo momento cómo afectamos la libertad de los demás con nuestras acciones el mundo sería mejor.
¿Porqué no empezar ahora?
Preguntémonos ¿en qué momento estoy limitando la libertad de los demás? Seamos sinceros, tal vez nos demos cuenta de que esos momentos son más o menos frecuentes de lo que pensamos, tal vez haciendo un cambio logramos que en nuestro entorno haya paz.
Esa paz en forma de paloma, tal frágil, tan delicada y tan volátil, que se nos escapa al primer error, tratemos de ver a los demás como nuestros semejantes y entender sus motivos y si no los entendemos por lo menos respetarlos y ayudarlos en lo que podamos.
Gracias a la falta de paz tenemos millones de personas que son desplazados de sus lugares de origen, sin familia, sin recursos, sabemos que la guerra siempre tiene sus motivos y los que más prevalecen son la codicia y el poder, tan sólo en México tenemos miles de inmigrantes viviendo en casas improvisadas, trabajando en lo que pueden a lo largo de todo el país, lejos de su casa y de su familia, buscando una vida mejor, es increíble la cantidad de niños que están con ellos, que quién sabe si van a la escuela y que huyen de una vida de inseguridad e injusticia.
No cerremos los ojos para ellos, brindemos nuestra ayuda en la media que podamos, no sólo para ellos, sino a todos los que podamos ayudar en la medida de nuestras posibilidades, hoy por ellos, mañana por nosotros, trabajemos para lograr esa paz tan escurridiza, tan preciada y tan necesaria en estos días
Eso es todo por hoy mis querides, les agradezco infinito su asistencia el día de hoy a esta su casa y los espero la semana que viene con otra historia interesante.
Demos paz, seamos paz.
Con amor
Marcia
22 de septiembre de 2024